En el día a día de las organizaciones, la salud ocupacional se vuelve un pilar fundamental para garantizar un entorno seguro y productivo.
Comprender las diferencias entre los exámenes preocupacionales, los exámenes periódicos y los exámenes de retiro es esencial para diseñar programas que protejan tanto a los colaboradores como a la empresa en Argentina.
¿Cuáles son las principales diferencias entre los exámenes preocupacionales, periódicos y de retiro en el ámbito laboral?
Conocer en profundidad los tipos de evaluación médica laboral permite tomar decisiones informadas y prevenir situaciones de riesgo.
A continuación, se describen los aspectos clave que distinguen a cada examen, siempre con el foco puesto en los intereses del empleador:
Tipo de examen
Los exámenes preocupacionales evalúan la aptitud del candidato antes de su incorporación a la empresa.
Su fin principal es descartar condiciones médicas que pudieran resultar incompatibles con las tareas asignadas, optimizando la selección de personal desde el inicio.
En contraste, los exámenes periódicos se realizan de manera recurrente durante la relación laboral, tratándose de chequeos que permiten monitorear la evolución de la salud del trabajador y detectar precozmente enfermedades ocupacionales o alteraciones derivadas de su rol.
Por su parte, los exámenes de retiro se efectúan al término del vínculo con la organización, documentando el estado físico y mental del colaborador tras la exposición continua a factores de riesgo.
Momento en que se realiza
El examen preocupacional se agenda una vez seleccionada la persona y antes de la firma del contrato, de modo que el empleador pueda confirmar la aptitud para el puesto.
Esto contribuye a disminuir la probabilidad de accidentes laborales o complicaciones de salud inesperadas.
En cuanto a los exámenes periódicos, la frecuencia suele estar establecida por la normativa vigente y los convenios colectivos.
Esto normalmente se realiza anualmente, aunque puestos con mayor exposición a sustancias químicas, ruido o esfuerzo físico continuo, pueden requerir intervalos de 6 o 3 meses, siendo una alternativa para fortalecer la prevención y la gestión del ausentismo.
El examen de retiro se programa en los últimos días de trabajo del colaborador, permitiendo evaluar el impacto que las condiciones laborales han tenido en su integridad física y psicológica, tratándose de un registro final que es clave para atender posibles reclamos posteriores.
Quién lo solicita
Como empleador, es tu responsabilidad coordinar el examen preocupacional antes de incorporar al nuevo integrante del equipo.
Habitualmente se realiza en convenio con un centro de salud ocupacional o un médico especializado.
De igual forma, en la etapa de vínculo laboral, el empleador también debe gestionar los exámenes periódicos, comunicándose con anticipación y fomentando una cultura de cuidado preventivo.
Cuando llega el momento de la desvinculación, el examen de retiro se solicita para resguardar evidencias médicas que certifiquen el estado de salud del empleado al finalizar el contrato.
Finalidad
La finalidad del examen preocupacional es doble: proteger la salud del trabajador desde el primer día y reducir riesgos para la empresa.
Esto repercute directamente en minimizar la rotación de personal y evitar indemnizaciones por condiciones preexistentes no detectadas.
De tal forma, los exámenes periódicos tienen como objetivo identificar a tiempo signos de enfermedades ocupacionales o efectos adversos de la labor, permitiendo acciones tempranas que reduzcan el ausentismo y mejoren la productividad.
Por su parte, el examen de retiro tiene el fin de documentar cualquier patología o secuela que pudiera atribuirse al desempeño laboral, ofreciendo al empleador un respaldo en caso de litigios o reclamos posteriores.
Documentación requerida
Para el examen preocupacional, el empleador debe presentar la orden interna, antecedentes médicos o anamnesis del candidato y, si corresponde, copia de su documento de identidad.
En los exámenes periódicos, es necesario contar con los resultados de evaluaciones previas y un registro detallado de las tareas del trabajador, así como la autorización para acceder a sus datos médicos anteriores.
En el caso del examen de retiro, se solicita la constancia de desvinculación laboral, el último certificado emitido tras el examen periódico y un informe de exposición a riesgos ocupacionales (sustancias tóxicas, trabajos en altura, manejo de maquinaria).

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